viernes, 20 de julio de 2012

Víctor Alba, El pájaro africano


Víctor Alba, El pájaro africano
Finalista premio editorial Planeta 1975
Novela leída en Junio de 2012

Sobre el autor:

1.- Víctor Alba, pseudónimo de Pere Pagès i Elies (Barcelona1916 - San Pedro de Ribas, 10 de marzo de 2003), fue un político comunista antiestalinista, periodista, escritor y profesor universitario español. (cf. Wikipedia)

2.- Víctor Alba, seudónimo de Pere Pagés, nació en Barcelona en 1916. Comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Barcelona y se afilió al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) a los diecisiete años. Combatió en la guerra civil y tomó parte activa en los hechos de mayo de 1937 que enfrentaron en Barcelona a comunistas con anarquistas y militantes del POUM. Después de la guerra civil española se exilió en Francia y trabajó a las órdenes del también escritor, y años más tarde Premio Nobel de Literatura, Albert Camus, en el diario Combat.
El alias de Víctor Alba provenía del protagonista de una novela que Pagés destruyó después de que, precisamente Camus, le diera una muy mala crítica.
Entre 1939 y 1945, Víctor Alba estuvo en prisión, primero en Alicante y luego, tras nueve meses en libertad, en la Modelo de Barcelona. El exilio de Víctor Alba tras París prosiguió por México y Estados Unidos, donde fue profesor de Periodismo en diversas universidades. A partir de 1968, empezó a pasar largas temporadas en Cataluña, donde se estableció en 1970. De ese año data su libro Retorn a Catalunya, al que seguirían poco despuésCatalunya sense cap ni peus (1971) y Homo sapiens catalanibus (1974). El regreso de Alba al país no fue fácil, como él mismo relató en sus memorias Sísif i el seu temps. En 1975 fue finalista del Premio Planeta con El pájaro africano.
Falleció en la localidad barcelonesa de Sant Pere de Ribes en 2003.

[Informaciones extraídas de la página Web del PREMIO PLANETA (http://www.premioplaneta.es/edicion/finalista1975.html)]



Sobre la novela:
Fue escrita en 1975.
1.- La historia narra la relación entre dos personas, un adolescente huérfano (Ramón Mila, o Ramoncete), y una mujer de unos treinta años (Lena) con un pasado clandestino. La acción transcurre en una imprenta de periódicos con fines partidistas de la Barcelona de la guerra civil. La novela se divide en dos partes, una: los hechos en sí, y otra una serie de cartas que los protagonistas utilizan para comunicarse.
2.- Barcelona en 1938. Ramón Milá, un joven de dieciséis años amigo de un militante del POUM que acaba de ser detenido por la policía, por solidaridad con él, a pesar de que en principio carece de convicciones políticas, se ve empujado a la acción clandestina. En un escondite donde imprimen en secreto propaganda subversiva, convive con una muchacha, Lena, de la que todos desconfían como posible traidora, y así, en estas circunstancias tan dramáticas, nace un gran amor entre los dos protagonistas que aparentemente no tenían nada en común.
La historia de este amor se prolonga en los años de la posguerra y se ilumina inesperadamente con las revelaciones que hace Lena sobre su vida anterior en la Alemania pre-nazi. La acción desemboca en un dilema patético que hace incompatible el modo de ser de los personajes con sus anhelos de felicidad. La novela de amor amplía su alcance, injertando su tema en el documento histórico y el alegato político, pero todos los aspectos de la obra acaban revirtiendo en una constante preocupación por la muerte y el sentido que pueda darse al vivir.

[Informaciones extraídas de la página Web del PREMIO PLANETA (http://www.premioplaneta.es/edicion/finalista1975.html)]


Algunos apuntes:

Pág. 71: sobre el origen del título de la novela
Se sorprendió por la expresión infantil del rostro. No sonreía ni hacía nada, pero daba la impresión de una cara de niña. Una cara que hiciera pensar en un pájaro, con su larga nariz y sus ojos pequeños. Uno de esos pájaros africanos o algo así que había visto en Tarzán u otras películas de la selva. Un pájaro africano: eso era ella. Con tal de que no resulte una pájara de cuidado. Curioso cómo a veces se piensa con palabras.

Pág. 142: Tuve suerte que eras mujer
A lo mejor, no. Porque no eras una muchacha. Ni siquiera una mujer. No eras bonita ni atractiva. Habrías podido ser un muchacho. Bueno, físicamente quiero decir. Viéndote tan flaca, tan sin formas, me pregunté algunas veces qué habría hecho, en casa de Martín, si hubieses sido hombre. A lo mejor me hubiera vuelto maricón… Nunca te dije esos piropos. Porque son piropos. Porque te quiero por ti y no porque seas mujer. Y no te dejo de querer porque tengas jefe… ni porque le obedezcas. Tuve suerte que eras mujer. Eso me evitó muchos quebraderos de cabeza, ¿sabes?

Pág. 150-151: aprendiendo del otro
Sesenta y nueve, Marx, bufandas, el francés, Lenin, Bakunin, Pi y Maragall, por delante, por detrás, de frente, de lado, encima, debajo, Joaquín Costa, Maurín, Lafargue y Jaurès, cosas sin nombre, todo me lo has enseñado tú, hasta algo de francés, todo lo tengo de ti…

Pág. 197: El Partido y el sexo – Tener el Partido en la piel
Hay dos cosas buenas en el Partido. Tal como lo veo ahora. Una es la franqueza en cuestiones de sexo. Otra son los obreros de la base. Pero me doy cuenta, retrospectivamente, de que las dos no van juntas. La franqueza sexual es entre los dirigentes, los simpatizantes burgueses, la gente del aparato. No entre los obreros. El Partido no los libera en eso. Una vez le pregunté a uno de mis jefes por qué los militantes son puritanos. ¿Sabes qué me contestó? Los militantes no tienen las tensiones que tenemos nosotros. El sexo los distraería de la disciplina. Hubiera debido asquearme de ver que hacían del sexo una especie de calmante. Pero lo encontré muy sutil. Así estaba yo de sugestionada. Estaba enamorada del Partido. Los franceses dicen que se tiene a alguien dans la peau, en la piel, cuando se vive obsesionado por ese alguien. Yo tenía al Partido en la piel. Lo tengo todavía. Ésta es la verdad. No me basta con decírtela. Quiero que la comprendas.

Pág. 203: Ser del Partido y convertirse en miembro secreto
Un día, el contacto o enlace con frau Trude me hizo llamar por ella y nos quedamos solos. Desde ahora, no estarás en una célula, me dijo. Eres una muchacha inteligente y puedes prestar servicios al Partido si la gente no sabe que perteneces a él. Tendrás contacto conmigo, yo te transmitiré las instrucciones. No serán complicadas ni muy peligrosas. ¿Estás de acuerdo? ¿Cómo no iba a estarlo? Entraba en una categoría especial. Los miembros secretos. Sabíamos que existían, pero nunca me imaginé llegar a ser uno de ellos. Me sentía orgullosa y enternecida. El Partido, ¿sabes?, no era un nombre para mí. Era como una persona. Y lo quería, como se quiere a alguien. En realidad, no quería a nadie, de veras, aparte del Partido.

Pág. 210: Saber embaucar las masas alemanas
Era un hombre flaco, alto, con cabello muy ondulado. Elegante, pero no daba la impresión de rico, aunque su mujer lo era. Tenía cara de niño. Piel rosada, mejillas redondas, ojos cándidos. Me dio la impresión de que el partido perdía el tiempo con él, que no podía ganar. Pero cambié de opinión cuando lo escuché en público. Hablaba bien, explicaba cosas complicadas. Daba a los burgueses de aquel barrio la impresión de que eran muy inteligentes. Esto los halagaba más que la oratoria simple de los conservadores y la oratoria histérica de los nazis. A los burgueses alemanes siempre les ha encantado que los tomen por intelectuales. Creen en la Kultur.

1 comentario:

  1. Una novela maravillosa, esclarecedora... Para todo militante, te enseña de la vida, y de cómo la vida no le pertenece a nadie más que a vos mismo, sobre todo si jugás tu vida por una sociedad socialista, libre, fraterna y solidaria.

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