miércoles, 13 de julio de 2011

Paula Izquierdo, El hueco de tu cuerpo

EL HUECO DE TU CUERPO

Pág. 47: descripción del barrio de Blanca en Madrid
Sentada ante la ventana de la casa donde vivía, una vez casada con Germán, se cansó de ver los mismos ladrillos rojos del edificio de enfrente. Un inmueble cuya visión destruía cualquier ambición y mataba todos los estímulos, una casa de las que abundan en Madrid, hecha con materiales de poca calidad y con un gusto castrado por la prisa y la falta no sólo de presupuesto sino de entusiasmo. Ventanas pequeñas y de aluminio que se repetían regularmente a lo largo de su vista, hasta el aburrimiento. Terrazas diminutas utilizadas como trasteros, donde se iban almacenando los muebles viejos, los aparatos inservibles, las sillas desvencijadas, a la espera del trapero que nunca llegaba. Eran los restos de una intimidad agonizante que vive a la intemperie, a expensas de la mirada de cualquiera.

Pág. 82: Blanca en un bar con Jaime
... y siguió mirando cómo llameaban sus ojos en aquel rincón del café donde estaban sentados desde hacía casi una hora, mientras la noche había ido creciendo y los lectores solitarios de las mesas contiguas habían sido sustituidos por parejas como ellos, tal vez secretas, o no, pero desde luego sin un sitio más íntimo o reservado donde llevarse los labios del otro a la boca.

Pág. 84: pensar alguien
Entonces, Jaime le hizo la pregunta que probablemente se hacen todos los amantes, cuando creen que el otro les está pensando mal; cuando se ven en la cabeza del otro disminuyendo gradualmente, afeados, dejando de ser el personaje que le han hecho al otro creer que son. Porque si hay algo que no soporta un ser humano no es tanto que le dejen como que le dejen de pensar.

Pág. 88: querer y desear
Desde lo hondo de la bañera deseó encontrarse con Jaime. Esa tarde se iban a despedir, y Blanca se imaginó sentada frente a él en una gran bañera cubierta de espuma, con un whisky en la mano y fumando un cigarrillo, mientras ella le miraba, enganchada en el deseo que, en estas dos últimas semanas, había descubierto en sus ojos... ¿Cuánto le echaría de menos? ¿Pensaría en él? Tal vez el viaje le sirviera para saber qué hacer, para ver las cosas con claridad, o quizá no sirviera de nada. ¿Se puede llegar a querer a alguien sólo porque te desee?

Pág. 99: pintar manos y dedos
Las posturas, los gestos, los fragmentos escogidos de los cuadros realzaban las manos, las hacían únicas, estilizadas, bellas, reales, expresivas. A veces aparecía el cuadro entero y a continuación los detalles de las distintas manos pintadas en él. Era curioso cómo cobraban relevancia, pasando del todo al detalle. Las manos significaban; ahí donde estuvieran tenían su propio lenguaje: manos que rezan, dedos que tocan delicadamente, manos que suplican, que sufren, manos finas y blancas, de dedos tiernos y uñas alargadas, blancas, grises, amarillentas, manos corruptas e inflexibles, dedos que indican, que apuntan o que acusan. Manos que constatan la muerte, dedos que bajan los párpados sin vida, dedos infantiles que pellizcan suavemente los pezones de la madre Virgen: las manos dicen a los ojos los secretos del espíritu. Palmas ensangrentadas, sacrificadas por Dios.

Pág. 103: la vida de antes y de después
Pensó que nadie podría percibir, en esa foto del perfil de una joven en biquini sentada a la sombra, cuál habría sido su vida hasta entonces y qué le ocurriría después. Su apariencia era la de una chica apacible, con la boca entreabierta como esperando algo, sujetándose las rodillas con los brazos, pero ningún espectador por muy atentamente que observara la foto, podría imaginar que lo que buscaba aquella joven era permanecer en ese tiempo intangible e inexistente, del antes y el después de algo que es la vida y que es continuo. Había un abismo entre el momento de esa foto con veintitrés años y el de entonces cuando su padre se la entregó, la miró y se dijo: soy yo, y volvió a fijarse y se preguntó si aún conservaba algo de aquella chica. Blanca, mientras volvía a casa, supo que en esa hora también le habría gustado detenerse en un paisaje para no tener que decidir sobre la vida que le esperaba.

Pág. 126: otras formas de amor
Uno no se da cuenta de que hay otras formas de amor, de compenetración, de plenitud hasta que las presiente.

Pág. 144: Blanca le anuncia a Germán que ya no le quiere
-Ya no te quiero.
Esa falta de sentimiento no lo había provocado ella, o sí. Al principio no se atrevió a pronunciar una sola palabra más. Cuando alguien dice algo así, no merece la pena añadir nada, carecería de sentido. Sobre todo porque ya lo que se añada tiene que ser a voces, porque uno con unas pocas sílabas se ha alejado tanto del otro, que el otro ya no puede oírle, ya no está, aunque lo parezca, en el mismo escenario. Uno tiene la sensación de ser muy viejo cuando pronuncia esta frase: "Ya no te quiero", porque lo que está diciendo es que es tan provecto su amor, que está muerto para el otro, acabado, destruido y roto. Y Germán miraba a Blanca con la misma incredulidad con la que los niños observan las marionetas que se mueven solas, aunque sepan que no son reales: no entienden cómo pueden hablar y moverse en el teatrillo de un lado a otro, bajar y subir la cabeza, incluso coger una estaca con la mano, y dudan de qué tipo de seres puedan ser.

Pág. 150: guardar cosas entorpece el movimiento
Aprovechando la mudanza, comenzó a colocar todo lo que le pertenecía en un espacio mucho más reducido del que había dispuesto cuando vivió con Germán. Tuvo que decidirse a tirar papeles, cuadernos, y cosas que se van guardando, con la idea de volver a encontrarlas alguna vez, de que sirvan para algo en un futuro, cuando en realidad para lo único que sirven es para entorpecer el movimiento. Así que, a pesar de haberlo guardado todo en cajas, sin deternerse a recapacitar en qué cosas quería y cuáles no, cuando lo tuvo que ordenar en su nueva casa decidió conservar sólo aquello que le parecía útil para su trabajo, nada más.
... Gracias a su obsesión por adjudicarle fecha a todo, a la carne cuando la guardaba en el congelador, a los libros cuando los empezaba a leer, a las fotografías, todo tenía fecha y, cómo no, también sus notas. Así es como pudo copiarlas por orden cronológico en un nuevo cuaderno...
El pintor construye, el fotógrafo revela.

Pág. 161: cómo apreciar el arte
Isabel fue quien enseñó a su hija a mirar un cuadro, a estudiarlo, a saberlo apreciar sólo por el placer que le producía su visión, sin ningún otro criterio que el de dejarse guiar única y exclusivamente por la emoción. A menudo jugaban a adivinar el gusto de la otra, y no solían fallar. Cada una intuía la reacción de la otra, que la mayoría de las veces era coincidente. Su madre le decía que tal vez no fuera muy ortodoxa esta forma de aprender, pero para ella la única válida: primero la emoción y luego el pensamiento. Cuando un cuadro o un pintor les interesaba, después de verlo, era cuando profundizaban en su conocimiento, pero nunca al contrario. Así apreciaban el arte.

Pág. 165: qué son las fotografías
Iba a dedicarse a hacer sus propias fotografías y necesitaba tener un buen equipo; buscaba reconstruir lo que veían sus ojos y experimentar. Para ella, las imágenes eran huecos de la mente por llenar, materia que apresar, materia que hacer propia, para que dejase de estar ahí afuera, y, una vez arrancada, captada, enriqueciese su imaginario: para que dejara de ser una realidad y se convirtiera en su realidad.

Pág. 174: conocerse desnudos
Se conocían desde hacía más de cuatro meses y todavía no habían compartido una cama, no conocían sus cuerpos desnudos, la sensación de abrazarse uno contra el otro sin ropa. Tenían todo el día por delante, una eternidad para ellos solos.

Pág. 182: fornicar en un cuarto de baño público
La falta de un sitio donde poder estar solos, juntos, la desesperaba. La primera vez que lo hicieron en el cuarto de baño público a Blanca le gustó: el ansia de ambos cuerpos, el deseo irreprimible, añadidos al miedo de ser descubiertos, hicieron que todo fuera intensamente obsceno y excitante. Pero esos encuentros tuvieron que repetirse, a falta de otro lugar más apropiado, y ella dejó de disfrutar: ya no volvió a sentir el arrebato de las primeras veces; en una cabina de un cuarto de baño no había tiempo para el afecto, las caricias, ni el antes ni el después, todo sucedía demasiado deprisa. Fornicaban como dos perros, ella de espaldas a él, con las manos apoyadas en los baldosines fríos, con las piernas separadas, como si la fuera a cachear un policía, en muy poco espacio, él buscando, palpándole la entrepierna, intentando encontrar el lugar donde acoplarse, le apartaba las bragas, le sujetaba la falda con los dientes, las medias bajadas lo suficiente para poder maniobrar, sólo hasta las rodillas. Y cuando le subía el placer, ella tiraba de la cadena, una, dos, tres veces, para amortiguar el alboroto de sus gemidos, el ruido del agua se elevaba hasta el estremecimiento, porque también ese placer había que ocultarlo.

Pág. 188: cualquier lugar es bueno
... -incluso llegaron a ver varios apartamentos, porque Blanca consideraba que era mucho mejor vivir su relación en el anonimato y no tener que dar cuentas a nadie-, se abrazaban en los pasillos, en la calle, en el coche, donde fuera. Se buscaban en los ascensores y hasta en los cajeros automáticos. Todos los huecos de la ciudad donde esconderse alquirieron durante esa época un componente erótico.

Pág. 221: el dolor creativo
Entonces fue cuando se recluyó en su agujero. Dicen que el dolor es un buen útero para engendrar artistas, pero no cuando se paralizan, no cuando se sienten a punto de secarse.

Pág. 242: Blanca calificada de "hermosa" por Alberto
Alberto acercaba lentamente su rostro hasta que Blanca le veía deformado y cerraba los ojos, deseaba su boca, sin apenas tocarse, ella intentaba morderle y él se le escapaba, mientras repetía, una y otra vez, "qué hermosa eres". Nadie la había llamado hermosa, era una palabra que hablaba no de su cara ni de sus ojos, tantas veces elogiados, tan verdes, y a los que Blanca ya no daba ningún valor esencial,  ni de las facciones del rostro, es posible que ni de su cuerpo. Hermosa era un adjetivo de fruta saciada de sol; un adjetivo para dejar las lágrimas brotar.




Entrevista a Paula Izquierdo en elmundo.es 07.07.2000

Paula Izquierdo


1. ¿Por qué la protagonista de El hueco de tu cuerpo es fotógrafa?¿Son las fotos la mejor manera de recordar el pasado?

Es fotógrafa porque me interesaba reflejar la imposibilidad de hacer perdurar el instante. La fotografía es el arte que mejor se acercaba a esa intención. Una de los temas de la novela es precisamente el tiempo al que estamos esposados pero es absolutamente fugaz e irrepetible.

2. ¿Desde cuándo escribes?

No lo sé. Siempre he escrito. Sólo decidí escribir para ser leída cuando consideré que tenía algo que contar.

3. ¿La vida es una vida sin secreto?¿La literatura ayuda a desvelar alguno de sus secretos?

No y sí, la vida es un continuo misterio que se va descubriendo poco a poco, siempre quedan puertas cerradas, preguntas sin respuesta. Por supuesto, la literatura es una forma de conocimiento. Sólo escribe aquel que quiere conocer.

4. ¿A qué escritores españoles actuales admira Paula Izquierdo? ¿Y extranjeros?

Admiro a muchos, sobre todo admiro que la gente escriba sea cual sea el resultado. Aunque como todo el mundo tengo mis gustos. Extranjeros podría mencionar a una mujer que se llama A. S. Byatt, a Clarice Lispector, a Thomas Bernhard a Peter Handke y sobre todo a Kundera. Seguro que se olvidan un montón.

5. Además de guapísima y excitante, buena escritora ¿cómo lo haces?

Bueno, respecto a lo primero no tengo ningún mérito, sea lo que sea mi aspecto no lo he creado yo. Respecto a mi literatura, gracias, siempre es agradable recibir una palmada en la espalda. ¿no?

6. ¿Le gusta provocar? No se le ocurra negarlo.

No sé en qué sentido lo dices. Si es provocar con la palabra, sí estoy de acuerdo, es una actitud muy sana. Si es por mi aspecto, a todos nos gusta seducir, pero no es algo que haga conscientemente. La verdad tengo otras cosas en la cabeza.

7. ¿Por qué La vida sin secreto es una tan desesperanzadora?

Precisamente porque quien lo narra es una joven que ha perdido la esperanza. Por eso intenta suicidarse, pero no es desesperanzadora, creo que es bastante realista. Reconstruirse para seguir viva es un proceso largo y a veces desolador.

8. Sacar un nuevo libro al mercado... ¿es desnudarse ante el lector?

No necesariamente. O no en el sentido literal del término. Todo artísta se desnuda al mostrar su creación, pero hay que diferenciar entre la persona y el escritor.

9. ¿Cómo va a influir, en su opinión, internet en la literatura?

Bueno, tengo poca información. Sólo puedo hablarte como usuaria y lectora. A mí me gustan los libros. Me gusta su tacto, su aspecto y eso en internet no lo podemos conseguir. Quizá sea interesante para acceder a libros descatalogados y sacarlos por la impresora.

10. Esto es una mujer y no lo que anda por ahí. A tus pies me rindo. ¿Qué piensas de nosotros, los hombres?

Bueno, gracias, no creo que lo que ande por ahí sea mejor ni peor, pero contestando a tu pregunta, a mí los hombres me gustan pero no todos, me interesan pero no todos, y así ad infinitum.

11. ¿Siente alguna vez pudor al escribir?

Quizá, a veces, no sé, siento pudor no tanto al escribir sino en todo caso cuando descubro que alguien no ha entendido la intención de lo escrito, por ejemplo.

12. ¿Podría ser un personaje masculino el protagonista de su novela?

Claro, por qué no. Aunque a mí lo que me interesa es lo que quiero contar, algún día quiera contar algo donde el protagonista sea un hombre y la intentaré escribir aunque lo que no sé es cuando ocurrirá esto.

13. ¿Es la tristeza el mejor estado para escribir?

Creo que más que la tristeza en presente debe ser la tristeza pasada. Cuando alguien está mal de verdad, no se tiene ánimo para ponerse a escribir. Hay que superar el caos y describirlo desde la calma.

14. ¿Estás escribiendo algo actualmente?

Sí, acabo de terminar un ensayo que se va a llamar Cartas de amor salvajes. También quiero terminar un libro de relatos "Anónimas" Y ojalá pueda empezar en septiembre con la próxima novela.

15. Se está quemando su biblioteca particular...¿Qué libro salvaría?

Para que nos vamos a engañar, salvaría el libro que no está escrito, es decir a mí. Son demasiados los libros que me gustan para cogerlos a dos manos.

16. ¿Eres capaz de sentir la diferencia entre el mundo que ves, y el que creas al escribir?

Precisamente el mundo que pretendo escribir es una interpretación del mundo en el que vivo.

17. En un par de líneas ¿qué opinas del escribir de Francisco Umbral?

Creo que es un magnífico prosista.

18. ¿Los críticos están pagados por: las editoriales, sus empresas, sus amigos, su vanidad? ¿Quién controla a los críticos?

Vaya, vaya. No los controla nadie. O si los controla alguien yo no lo sé. Si de algo me siento satisfecha es de mi independencia. Creo que el mundo editorial esta algo enviciado y a mí ese vicio no me interesa.

19. ¿Me podría decir ligeramente de qué tratan sus dos libros? Puede que me los compre.

Bueno, resumamos. El primero trata de una adolescente que después de intentarse suicidar recuerda qué le ha llevado a tomarse un montón de pastillas y a plantearse qué va a hacer con su vida.
El hueco de tu cuerpo, es como el desarrollo de un juicio donde se van poniendo sobre la mesa todas las pruebas (la vida pasada de la protagonista) y al final se emite un juicio (la protagonista toma una decisión)
Espero que te los compres.

20. Salinger se retira de la vida social. ¿No cree que esta es la postura más adecuada para un creador? ¿Que sólo importe su obra?

Esta es la esquizofrenia en la que vive un escritor. Yo haría como Salinger, pero las exigencias del mercado nos obligan a estar presentes cuando menos en el periodo de promoción. Así que después de dos o tres años encerrado hay que salir a la palestra y hacer de diana.

21. ¿Tiene un diario donde escribe a menudo o lo dejó enterrado en su juventud?

No, sigo con el diario. No concibo la vida sin escribirla. Es un defecto como otro cualquiera.

22. ¿Crees en la literatura con mensaje?

Creo que la literatura sin mensaje no existe como literatura. Cada uno de los libros que me han gustado me han hecho pensar y eso es el mensaje tal y como lo entiendo yo.

23. Dé una razón para escribir novelas después de Joyce, Faulker, Kafka o Proust.

Buena pregunta, pero la respuesta es muy sencilla. Yo no soy ni Faulkner, ni Kafka, o Proust. ¿Por qué no iba a querer el contar el mundo tal y como lo percibo yo?

24. ¿Por qué en las entrevistas de El hueco... haces tanto hincapié en lo de la autoestima? No me parece que sea lo fundamental del libro.

Creo que es porque es una palabra que se menciona en la contraportada. Es broma, sí se menciona y creo que es uno de los motores de la novela, pero efectivamente hay otros movimientos y otros aspectos dentro de la novela. La imposibilidad de crear, la esterilidad de los sentimientos, la búsqueda de la belleza, el tiempo que se escapa entre las manos....

25. ¿Has pensado alguna vez en escribir una obra de teatro?

No, la verdad es que jamás se me había ocurrido. Pero no lo descarto. Aunque en este momento estoy centrada en la narrativa.

26. Almudena Grandes pone el grito en el cielo cada vez que alguien le menciona algo sobre la literatura femenina. ¿Y usted?

Bueno, yo no grito, simplemente no creo en ella como Almudena. Somos una especie constituida por hombres y mujeres pero en el terreno de la literatura sólo hay buenos o malos escritores. ¿no crees?

27. ¿Qué te sugiere el número "Pi"?

Vaya, es mi nombre¡

28. ¿Es importante el físico de una escritora para tener éxito?

Tú que crees. Lo único importante es hacer buena literatura. Las caras envejecen la literatura madura.

29. ¿Cuál será su próximo libro?

En octubre publico un ensayo "Cartas de amor salvaje(s)" Trata sobre la relación epistolar entre escritores. Mi próxima novela creo que saldra dentro de bastante tiempo, no hay prisa.

30. ¿Cómo consiguió que se editara su primer libro?

Tuve mucha suerte porque conocía de mi trabajo en la Fnac a un editor fabuloso, Enrique Murillo. Leyó mi novela y la quiso. Sé que esto no es lo habitual, por eso digo que tuve suerte.

31. Sabemos que te gusta el cine, ¿qué opinas de Pajares, Esteso y Ozores?

Bueno, no puedo opinar demasiado porque no he visto muchas películas de ello. Creo que durante la época del destape jugaron su papel. ¿no?

32. ¿Por qué se publica cada vez más y se lee cada vez menos?

No sé, creo que tiene que ver con este planeta individualista en el que vivimos. Todos queremos ser escuchados pero nadie está dispuesto a oirte.

33. "El hueco de tu cuerpo", ¿es un buen regalo para una mujer?

El hueco de tu cuerpo es un buen regalo para cualquiera, creo.

34. ¿Qué aprendiste trabajando en un gabinete de prensa?

Lo aprendí todo porque yo he estudiado psicología. Aprendí desde hacer una nota de prensa, organizar una rueda de prensa o programar una agenda cultural prácticamente sin medios económicos. Estoy muy agradecida a ese trabajo.

35. Soy un joven que escribe, si quisiera charlar contigo (en vivo) ¿a qué local debería acudir las noches de sábado?

Siento decepcionarte, pero no tengo un local favorito y además los fines de semana suelo ir al cine o estoy con mis hijos. Qué le vamos a hacer. Quizá en otra vida...

36. ¿Apolínea o dionisíaca?

Depende del momento, creo que estoy entre el estoicismo y el epicureísmo

37. ¿Ha escrito alguna vez una carta salvaje?

No, soy muy recatada para las cartas. Quizá cuando era una joven romántica.

38. ¿Volviste a esa carretera de San Francisco?

Vaya, qué curioso que te acuerdes. Sí, volví muchos años después, habían quitado el coche. Qué momento para hacer humor negro. La verdad y sólo te lo digo a ti: era un relato ficticio.

39. ¿Qué sensaciones experimenta después de poner el punto final a la escritura de una novela?

Un tremendo placer primero, luego desasosiego y cuando por fin la entrego un gran vacío.

40. Always looked good on paper, sounded good in theory. Es cierto?

No tengo respuesta, quizá sólo a través de mis novelas tengas una respuesta.

41. ¿Qué tipo de música le gusta escuchar?

Me gusta todo tipo de música. Para escribir escucho sobre todo música clásica, pero no siempre estoy escribiendo.

42. ¿Qué se siente ante una hoja en blanco?

Una tremenda impotencia. No dar con las palabras adecuadas, no saber cómo construir un pensamiento es bastante desesperante. Pero en esos momentos hay que intentar seguir hasta que aparezcan las palabras.

43. ¿Tiene en cuenta su ideología política a la hora de plasmar sus ideas en los libros?

En esta última novela, no era fundamental, pero creo que se desprende de la misma una forma de entender el mundo que está más cerca de la izquierda que de la derecha.

44. ¿Qué escritor la deslumbró, le fascinó, le hizo cambiar su percepción de la literatura?

Quizá Faulkner, aunque me resulta muy difícil definirme. Cada lectura en mayúsculas me ha fascinado y conmovido.

45. ¿Cree Usted que la gente joven actual lee menos que gente con una edad entre 35 y 60 años?

No tengo datos objetivos, creo que hay de todo. Hay gente curiosa, interesada y lectora a todas las edades. Quizá el tiempo sea un factor importante y por eso la gente más desocupada tenga más tiempo para leer. Pero yo no demonizo a los jovenes, ni creo que sean especialmente no lectores.

46. ¿Qué le dirías a una de esas personas que quieren ser escuchadas pero nadie las responde?

Es muy difícil contestar a alguien que intenta que le publiquen, creo que si uno está convencido de lo que ha hecho debe seguir intentándolo. Si algo bueno tiene este caos editorial es que hay muchas oportunidades para la gente que empieza. Suerte y ánimo.

47. ¿Para cuándo una autoentrevista "En el Rincón de... Paula Izquierdo"?

En realidad si escribo es para rodearme de otros personajes que no son yo. En fin, prefiero mantener una charla con vosotros que conmigo misma con quien convivo todo el santo día y toda la santa noche. Así que la próxima será como esta: con vosotros. Gracias por todo y hasta más ver.

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